CrƩdito: Kaustav Bhattacharya / flickr (CC BY-NC-ND 2.0)
Subvenciones de Ā£5.000 ayudarĆ”n, pero nuevas bombas calefactoras aĆŗn son costosas y difĆciles de instalar
Durante 50 aƱos, la calefacción a gas ha sido un pilar en el hogar. Sin embargo, sus dĆas estĆ”n contados.
SegĆŗn la polĆtica climĆ”tica insignia de Boris Johnson ā que se darĆ” a conocer maƱana en el perĆodo previo a la cumbre climĆ”tica Cop26 ā se prohibirĆ” tener calderos nuevos en los hogares britĆ”nicos a partir de 2035.
La polĆtica es fundamental para el compromiso legalmente consagrado del Gobierno de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del Reino Unido a un Ā«cero netoĀ» para mediados de siglo. La calefacción domĆ©stica es responsable de aproximadamente una quinta parte de las emisiones de Reino Unido, y los polĆticos han aceptado durante mucho tiempo que el gas ya no tiene futuro en los hogares britĆ”nicos.
A cambio, respalda una serie de alternativas. Los ministros ansĆan ver nuevas redes de calefacción urbana que compartirĆ”n el calor entre los edificios. Las calderas de hidrógeno tambiĆ©n cuentan con apoyos pero aĆŗn faltan aƱos para su introducción, y el Gobierno admite que no puede tomar una decisión sobre el futuro de la tecnologĆa durante al menos otros cinco aƱos.
Por ahora, las bombas de calor elĆ©ctricas son la Ćŗnica alternativa viable a las calderas para la mayorĆa de los hogares, y el gobierno anunciarĆ” maƱana subvenciones de hasta Ā£ 5,000 para quienes hagan el cambio.
La prohibición de las calderas es el primer gran cambio que la mayorĆa de nosotros tendrĆ” que hacer en el camino hacia un futuro con bajas emisiones de carbono. Reino Unido ya ha hecho grandes avances en la lucha contra el cambio climĆ”tico, con una caĆda de las emisiones de gases de efecto invernadero del 49 por ciento desde 1990. Pero el cambio hasta ahora ha sido en gran parte imperceptible. La construcción de parques eólicos en el mar y el cierre de centrales elĆ©ctricas de carbón son responsables de la mayor parte del progreso climĆ”tico de Gran BretaƱa hasta ahora, algo que apenas ha afectado a nuestra vida diaria.
El siguiente paso ā reducir las emisiones restantes ā tendrĆ” un impacto mucho mayor. Durante los próximos 20 aƱos los coches que conducimos, los alimentos que comemos y la forma en que viajamos tendrĆ”n que cambiar.
Sobre todo, se transformarƔ la forma en que calentamos nuestros hogares. Hasta 25 millones de hogares en Reino Unido se calientan con calderas de gas. Los funcionarios enfatizan que nadie se verƔ obligado a quitar su sistema existente pero, cuando Ʃste deje de funcionar, no habrƔ reemplazo similar disponible.
Los ministros se han animado a tomar esta acción mediante encuestas consistentes que sugieren que el abordaje del cambio climÔtico es cada vez mÔs popular entre los electores.
Pero hay una advertencia: una nueva investigación sugiere que, cuando se trata de aceptar el impacto de estas polĆticas, el pĆŗblico ya no estĆ” tan interesado. Una encuesta de 5.665 personas realizada por Climate Engagement Partnership ā una asociación entre Ipsos Mori y el Centro para el Cambio ClimĆ”tico y las Transformaciones Sociales ā encontró que el 83 por ciento de los encuestados estĆ”n, de hecho, preocupados por el cambio climĆ”tico.
El 64 por ciento tambiĆ©n respalda la acción del Gobierno para reducir las emisiones del uso de energĆa en el hogar. Pero tan pronto como se les pregunta a las personas si respaldarĆan la eliminación gradual de las calderas de gas, limitando sus propias opciones de calefacción domĆ©stica, el apoyo cae al 41 por ciento.
Lorraine Whitmarsh, profesora de psicologĆa ambiental en la Universidad de Bath y directora del Centro para el Cambio ClimĆ”tico y las Transformaciones Sociales, dijo: Ā«Ahora estamos viendo niveles prĆ”cticamente rĆ©cord de implicación y preocupación por el cambio climĆ”tico.Ā»
Sin embargo, mucha gente no se da cuenta de lo que significarÔ tomar medidas contra el calentamiento global, dijo. «El Gobierno debe ser transparente en cuanto a que habrÔ un cambio, porque muchas personas no se dan cuenta del impacto que vamos a tener.»
Las bombas calefactoras no son nada nuevo pues existen desde hace aƱos, pero solo se instalan 27.000 anualmente. En 2020, Boris Johnson dijo que querĆa que esta cifra aumentara a 600.000 para 2028. Sus asesores climĆ”ticos han recomendado que para 2030 debe haber 5,5 millones de bombas calefactoras en hogares britĆ”nicos.
Estos dispositivos, que funcionan como acondicionadores de aire inverso, toman calor del aire o del suelo y lo utilizan para producirlo a travĆ©s de radiadores o sistemas de calefacción conectados al suelo. Son extremadamente eficientes, convirtiendo cada kilovatio-hora de electricidad en tres o cuatro kilovatios-hora de calor. Las calderas de gas son mucho menos eficientes y cada unidad de energĆa produce menos de una de calor.
Fundamentalmente, las bombas de calor tambiĆ©n son de energĆa limpia. La combustión de gas produce dióxido de carbono, y mucho. En conjunto, todas las calderas de gas de los hogares britĆ”nicos producen el doble de CO2 que las centrales elĆ©ctricas de gas del paĆs. En comparación ā siempre que la electricidad utilizada para alimentar las bombas de calor provenga de fuentes verdaderamente ecológicas ā su trabajo solo deja agua como secuela.
Sin embargo, las bombas no son baratas de operar. Debido a que la electricidad ahora cuesta aproximadamente cinco veces mÔs que el gas, kilovatio-hora por kilovatio-hora, la electricidad necesaria para hacer funcionar una bomba de calor durante un año costarÔ alrededor de £64 mÔs que el gas necesario para calentar una casa.
El Gobierno ya habĆa intentado alterar el sistema de subsidios para cambiar esto, encareciendo el gas y abaratando la electricidad, pero la crisis del precio del gas ha significado que esto se posponga hasta la próxima primavera como muy pronto.
Sin embargo, un obstĆ”culo mayor es el coste y la dificultad de la instalación. Una unidad de bomba de calor con fuente de aire cuesta entre Ā£7.000 y Ā£13.000 segĆŗn el Energy Saving Trust y, dependiendo de la propiedad, las facturas de instalación pueden aumentar significativamente y demorar varios dĆas en completarse. Esto se compara con una caldera de gas que costarĆa aproximadamente Ā£2.500 y tardarĆa medio dĆa en instalarse.
El programa de subvenciones estÔ diseñado para reducir estos costes y aumentar la producción, lo que a su vez los reducirÔ aún mÔs. Las cifras de la industria han dicho a los ministros que esperan que las bombas calefactoras bajen de precio para igualar el de los calderos en cuestión de años.
Los analistas coinciden en que los subsidios pueden ayudar, seƱalando el ejemplo de la energĆa eólica marina. En 2014, el gobierno de coalición anunció lo que era en ese momento un controvertido y costoso sistema de subsidios para parques eólicos frente a las costas britĆ”nicas. La generosidad de los acuerdos dio a las compaƱĆas elĆ©ctricas un precio garantizado de Ā£150 por megavatio-hora. La energĆa eólica experimentó un auge, y desde entonces el precio ha caĆdo a menos de Ā£40, poniendo fin a la necesidad de subvenciones.
Jonny Marshall, economista senior del grupo de expertos de la Resolution Foundation, dijo que la nueva subvención de £5.000 promete impulsar la industria de las bombas de calor de una manera similar. «Si se puede hacer algo para preparar el mercado, reducir el coste y mejorar la aceptación, los beneficios se extenderÔn a todos y, lo que es muy importante, eso incluye a aquellos con ingresos mÔs bajos.»
Una vez que aumente la demanda, las empresas comenzarĆ”n a capacitar a ingenieros de calefacción para instalar los sistemas, dijo, lo cual ya es tendencia en Finlandia y otros paĆses escandinavos que tienen industrias de bombas calefactoras en auge.
āUna fecha de finalización para las ventas de calderas da una seƱal clara a la industria, los instaladores y los dueƱos de propiedades para que preparen alternativas mĆ”s limpias,ā dijo Marshall.
Greg Jackson, fundador y director ejecutivo de Octopus Energy, estĆ” de acuerdo en que las subvenciones son cruciales. āNo es una cosa simbólica. Es demasiado bajo como para que podamos hacerlo a gran escala. Algunos de los regĆmenes de subvenciones anteriores han sido demasiado generosos. No podĆan permitirse suficientes para hacer una diferencia a escala.Ā»
āTambiĆ©n habĆa que solicitarlo y podrĆan pasar meses. Todo lo que hizo fue subsidiar una cantidad muy pequeƱa de instalaciones costosas y complicadas. Esto parece tener un esquema de subsidios mucho mejor diseƱado.Ā»
Sin embargo, el coste no es el Ćŗnico obstĆ”culo. Si bien las bombas calefactoras son eficientes, funcionan mejor calentando radiadores o sistemas de calefacción por suelo radiante a unos 50°C. Los calderos de gas, en comparación, se calientan hasta aproximadamente 70°C. Esto significa que las bombas funcionan mejor si una casa estĆ” bien aislada ā lo cual no es comĆŗn en muchos hogares de Gran BretaƱa.
Jackson insiste en que esto no es un problema, si se aborda con sensatez. āAproximadamente el 40 por ciento del parque de viviendas de Reino Unido se compone de adosados de tres y cuatro dormitorios con regulaciones de construcción desde la dĆ©cada de 1970 en adelante. No son grandes ni tienen fugas, y son mĆ”s fĆ”ciles de aislar. Al enfocarnos en esos hogares al principio, a los que las bombas de calor se adaptarĆ”n bien, podemos construir una industria que sea eficiente. Cuando reduzcamos los costes al hacerlo, podremos hacer las viviendas restantes, las casas victorianas y eduardianas con goteras, mucho mĆ”s fĆ”cilmente. Es muy simple: primero haces las cosas fĆ”ciles y luego sigues adelante.Ā»
Otro problema es que las bombas de calor requieren de un tanque, si tambiĆ©n se van a utilizar para proporcionar agua caliente. Sin embargo, el 70 por ciento de los hogares con calefacción de gas en Reino Unido han retirado los tanques y en su lugar han instalado calderos combinados. Muchos lofts que solĆan contener estos tanques se han convertido en habitaciones libres u oficinas en el hogar.
Los ingenieros estĆ”n trabajando en la producción de bombas calefactoras sin tanque, y algunos dicen que estĆ”n tentadoramente cerca de una solución. Pero por ahora, la perspectiva de reinstalar voluminosos tanques podrĆa resultar un obstĆ”culo serio, y muchas personas se mostrarĆ”n reacias al cambio hasta que la fecha lĆmite de 2035 los obligue a hacerlo.
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ArtĆculo deĀ Ben Spencer
Publicado/actualizado enĀ The TimesĀ elĀ domingo, 17 de octubre de 2021
Traducido al espaƱol por Alejandro TellerĆa-Torres
Enlace al artĆculo original en inglĆ©s:Ā https://www.thetimes.co.uk/article/out-of-gas-boilers-will-be-banned-by-2035-8lxhkgdkn