En medio del gran alivio de haber cunplimentado los pasos finales de la salida de la Unión Europea usando el eslogan Getting Brexit Done (enero de 2020), es probable que la mayoría de nosotros hayamos pasado por alto o ignorado un pequeño detalle: el acuerdo que Reino Unido consiguió luego de tanto tiempo y esfuerzo será revisado a finales de 2025.
Los euroescépticos vieron muchas señales de advertencia en el discurso de la canciller de la oposición laborista Rachel Reeves, en Estados Unidos, a principios de la semana pasada. Reeves — quien, como Sir Keir, votó por la permanencia en 2016 — dijo a su audiencia que los laboristas usarían la revisión de 2025 «para facilitar el comercio con Europa y reconstruir los lazos con nuestros vecinos más cercanos».
A pesar de estar en la capital estadounidense, Reeves hablaba de la necesidad de que los laboristas miren a Bruselas para el futuro comercial británico; tal vez ya está asumiendo que Donald Trump, o algún otro presidente republicano, liderará la Casa Blanca para 2025, con lo cual los laboristas ya podrían darle la espalda a Estados Unidos de cualquier modo.
Su lenguaje sobre el Brexit fue igualmente significativo. Dijo que el Gobierno había supervisado el Brexit «sin un plan, introduciendo incertidumbre generalizada en nuestra vida económica», y habló de las «barreras comerciales que ha erigido a través de su caótico acuerdo del Brexit».
Para algunos brexiteros, esto sonó como el inicio de la Fase 1 de una Operación Retorno: culpar de todo al Brexit hablando de vínculos más cercanos con la UE.
Greg Hands, presidente del Partido Conservador, se encuentra entre quienes temen que los laboristas intenten deshacer el Brexit. “Sabemos qué quiere [el líder del Partido Laborista] Sir Keir Starmer,” dice. “Hace menos de tres años estaba buscando que el laborismo apoye un segundo referéndum. El lenguaje que ha utilizado Rachel Reeves posiblemente esté diseñado para obtener el apoyo de los líderes empresariales que se oponían al Brexit, y existe un riesgo realmente fuerte en todo esto.”
Hands sospecha que se impulsará primero la idea de una unión aduanera con la UE, en parte porque en el pasado oscuro y distante de los llamados votos significativos del Parlamento sobre el acuerdo del Brexit, allá por abril de 2019, fue la moción de Ken Clarke — que proponía un acuerdo de unión aduanera — la que estuvo más cerca de derrotar al Gobierno, quedando sólo cuatro votos por debajo de la mayoría.
“Mucha evidencia apunta a que los laboristas quieren una unión aduanera con la UE,” dice. “En varias ocasiones han sido muy específicos sobre no estar en el mercado único, pero menos específicos sobre una unión aduanera, porque Turquía ha demostrado que se puede tener una unión aduanera parcial sin tener libre circulación, aunque, por supuesto, Turquía no tiene voz sobre la política de la UE.”
“No es imposible que luego vaya a encontrar maneras de hacer que la inmigración sea más fácil, a través de más intercambios estudiantiles, más trabajadores cualificados de la UE, y antes de que te des cuenta ya estarás de vuelta en el mundo de la libre circulación.”
La inmigración neta alcanzó un récord de 606.000 el año pasado pero impulsada en gran parte por ciudadanos no pertenecientes a la UE, lo que ha sido aprovechado por los remainers como prueba de que la libertad de movimiento nunca había sido un problema.
Los laboristas ya tienen una estrategia para usar un potencial primer gobierno como cimientos para una reforma radical en el siguiente. El segundo mandato de Tony Blair estuvo dominado por la reforma de las administraciones públicas y la introducción de créditos fiscales (así como las guerras en Afganistán e Irak), después de haber usado el primero para generar apoyos para sus políticas, y después recaudar el dinero para implementarlas subiendo los impuestos.
Anand Menon, profesor de Política Europea en el King’s College de Londres y director de la iniciativa An independent UK in a Changing Europe [Un Reino Unido independiente en una Europa cambiante], dice: «No creo que haya ninguna posibilidad de que [los laboristas] hablen sobre volver a Europa durante el próximo parlamento, pero ciertamente es concebible que habrá un debate intenso dentro del Partido Laborista y me imagino que, en la primera conferencia del partido después de que consigan la victoria, habrá gente tratando de incluir a la UE en su agenda.”
Sir Keir quiere extender el sufragio a todos los jóvenes de 16 y 17 años y a los 3,4 millones de ciudadanos de la UE establecidos en Reino Unido, lo que Hands ha descrito como «un intento de manipular al electorado» para «llevar a Reino Unido de regreso hacia la UE a rastras y a escondidas». Nadhim Zahawi, uno de sus predecesores como líder conservador, lo describió como “el comienzo de una estrategia para suavizar la reversión del Brexit ante los ojos de los ciudadanos”.
Al ampiar el padrón electoral con votos que muy probablemente se dirigirán hacia una vuelta a la Unión Europea, Sir Keir sería presionado a comprometerse a celebrar un nuevo referéndum sobre la pertenencia a la UE en un segundo mandato.
Otro escenario es, si los laboristas no logran obtener la mayoría pero son el partido más grande en las elecciones de 2024, la probable coalición que formarían con los liberal-demócratas. A algunos LibDems les gustaría ver que su partido adoptase una postura audaz contra el Brexit ya mismo, pero ellos no quieren tocar todavía el tema de volver porque están logrando avances en áreas que votaron fuertemente por irse, como el suroeste, y están volviendo a su procedimiento operativo estándar de decir a los votantes locales lo que quieran escuchar en lugar de tener una política nacional coherente. Sin embargo, el precio del partido por un acuerdo de coalición seguramente sería no solo una reforma electoral, sino también un movimiento hacia la reincorporación a la UE.
Los laboristas que quieren volver a la UE, astutamente, tampoco quieren mostrar cartas por el momento. Un parlamentario laborista, eurófilo apasionado, dijo a The Telegraph: “Esos aproximadamente 200 [parlamentarios laboristas] que se reunieron diariamente durante las votaciones del Brexit parecen haber dejado de mencionarlo porque parece que estamos tratando con mano muy suave a esos escaños del Muro Rojo [circunscripciones electorales que votaron por salir de la UE]”.
Quienes ayudaron a negociar el acuerdo del Brexit — o más formalmente, el Acuerdo de Comercio y Cooperación (TCA) — hablan de la cadencia «pasito a pasito» con que los laboristas llevan hablan de la reincorporación a la UE. Una fuente involucrada en la elaboración del acuerdo dijo: “No han descartado una alineación dinámica, ni que no aceptaremos los fallos del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE).”
“Argumentarán que la alineación dinámica [mantener los mismos estándares regulatorios para bienes y servicios] ayudará a resolver los controles comerciales de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, y la siguiente etapa a partir de eso será suavizar los controles de las fronteras UE-Reino Unido y, antes de que nos demos cuenta, dirán ‘estamos aceptando sus reglas y estándares, así que ya podríamos volver a unirnos’.”
Jacob Rees-Mogg, exministro de oportunidades del Brexit, cree que la oposición de los laboristas al Proyecto de Ley de legislación UE retenida — que tiene como objetivo deshacerse de las leyes que resultaron de la membresía de Gran Bretaña en la UE — se debe a que Sir Keir quiere «copiar al pie de la letra» la legislación de la UE, lo que significaría que él no “tendría que traer nuevas leyes, lo cual sería mucho más difícil que hacer las cosas tranquilamente”.
Esto, por supuesto, ayudaría a mantener abiertas sus opciones si tuviera la intención de unir a Gran Bretaña a la UE o incluso buscar la readmisión.
Los laboristas ya comenzaron a hablar sobre los detalles de cómo podrían tratar de cambiar el acuerdo del Brexit cuando llegue a la renegociación en diciembre de 2025. David Lammy, el ministro de exteriores de la oposición, dijo que los laboristas buscarían un acuerdo sobre estándares alimentarios y agrícolas, mientras Sir Keir ha dicho que los laboristas impulsarían una exención de visados para artistas creativos en gira, como los cantantes de música pop.
Los defensores del Brexit acusan a los laboristas de ingenuidad, si creen que tales cambios serían gratuitos. “No obtendrán todo lo que quieren,” dice una fuente que estuvo involucrada en las negociaciones originales del Brexit, “y cualquier cosa que quieran tendrá un coste. En la UE ya están hablando de que los laboristas quieren elegirse la mejor fruta de la cesta, como los permisos para la libre circulación de artistas creativos que les permita hacer giras, pero los 27 estados miembros quieren que búlgaros y rumanos puedan venir aquí para recoger cosechas por temporadas. Las ganancias que los laboristas quieren lograr serán más difíciles de lo que piensan.”
Si Sir Keir no logra satisfacer a los que quieren volver a la UE, éstos ya han dejado en claro que buscarán conseguir sus objetivos con otra persona. La exlíder laborista Rosie Duffield ha dicho en el pasado que los diputados laboristas eventualmente «intentarían cambiar el liderazgo» del partido para que se respalde la reincorporación, al tiempo que aceptarían que primero tendrían que «dejar que el polvo se asiente» sobre el Brexit. Duffield ha sugerido que podría haber un líder diferente para cuando eso suceda. Otros pretenden explotar su debilidad.
Mike Galsworthy, el nuevo presidente del Movimiento Europeo del Reino Unido (fundado en 1949 por Winston Churchill), es un miembro del Partido Laborista que se describe a sí mismo como «líder de facto de la campaña de reincorporación a la UE en Reino Unido», dice: «Starmer será dirigido en vez de que él dirija nada. Se verá sometido a grandes presiones por parte del público y las empresas para forjar vínculos más estrechos con Europa, y tendrá que resistir esa presión o ceder a ella.»
“Es difícil predecir qué hará, porque es un hombre pragmático más que de principios. Es tranquilizadoramente inconsistente en su palabra.”
Galsworthy también piensa que no habrá referéndum en el primer mandato de una administración laborista, pero que sí se lo utilizaría para «preparar» a Reino Unido a «reincorporarse» antes de un posible referéndum si los laboristas ganan de nuevo.
Si los laboristas decidieran explorar la posibilidad de reincorporarse a la UE, primero tendrían que llegar a un acuerdo interno sobre qué quieren conseguir. Como todo el país sabe tras años de adormecedoras negociaciones del Brexit, siempre hay tantas opiniones sobre lo que representa el mejor tipo de relación con Europa como personas en una sala.
Todos tendríamos que volver a familiarizarnos con lo que quieren decir ‘acuerdos al estilo suizo’, ‘países Schengen’, ‘modelo canadiense’, Euratom, Europol, Horizon, pasaportes, reglas de origen, EFTA, GATT, IEM, CETA, EAW y toda la pesca.
Algunos presionarían por un acuerdo al estilo de Noruega, insistiendo en que ofrece lo mejor de ambos mundos al ofrecer acceso al mercado único sin membresía plena. Otros lo llamarían aceptación de legislación ajena.
Y si los laboristas finalmente decidieran buscar un Reversit completo, la UE podría insistir en reemplazar la libra por el euro. Pocas personas a ambos lados del Canal creen que Bruselas alguna vez permitiría que Gran Bretaña se reincorporara exactamente en los mismos términos que tenía antes de irse, lo que significa que su descuento presupuestario y las opciones de exclusión voluntaria de la moneda única y el acuerdo de tránsito de Schengen podrían perderse. Esto sería difícil de vender, incluso, a los que votaron por la permanencia en 2016.
Rodrigo Ballester, exmiembro del gabinete de la Comisión Europea y ahora director del Centro de Estudios Europeos del Mathias Corvinus Collegium en Budapest, no está de acuerdo: “Los estados miembros y la Comisión de la UE pondrían la alfombra roja para Gran Bretaña si los laboristas pidieran volver, particularmente porque tienen una simpatía natural por la izquierda.”
“Si el Partido Laborista dice ‘cometimos un error, queremos volver con mamá y papá’, serían muy receptivos y creo que la reincorporación podría acelerarse en un proceso de tres o cuatro años. La mayor parte de su legislación ya está en línea con la UE, y creo que es muy posible que a Gran Bretaña se le otorgue la opción de no participar en el euro y quizás en la inmigración. No creo que sea una situación de tómalo o déjalo.”
Los que quieren volver a la UE confían, en gran medida, en las encuestas de opinión que muestran que hasta el 60% de las personas piensan que el Brexit fue una mala idea, con una mayoría en algunas encuestas que dice que — si se llevara a cabo otro referéndum ahora mismo — votarían por permanecer.
Pero eso no es lo mismo que querer otro referéndum. Menos del 10% de las personas creen que el Brexit es un tema importante, según una encuesta de Ipsos, y los especialistas creen que, si la economía mejora, es menos probable que los votantes vean al Brexit como un fracaso.
Tampoco sabemos hoy cómo será la UE dentro de 10 años. Ucrania — a la que se ha otorgado estatus de candidato para la adhesión a la UE el año pasado — podría ser miembro de pleno derecho para entonces. Otros candidatos a la adhesión incluyen a Turquía, Serbia, Albania, Montenegro, Moldavia y Bosnia y Herzegovina, que probablemente supondrán una carga para los recursos de la UE.
A los remainers también les gusta hablar sobre el imperativo demográfico para volver a ser miembro de la UE. Según YouGov, el 75% de los jóvenes de 18 a 24 años votaron por permanecer en el referéndum de 2016. Y, cuando sean la generación que dirija el país, es fácil pensar que querrán imponer su voluntad.
Sin embargo, dentro de 10 años — cuando el debate sobre el Brexit se esté desvaneciendo de la memoria, y llegue una nueva generación que no sepa de años de Erasmus ni de libre circulación — ¿será la pertenencia a la UE su principal prioridad, o estarán más preocupados por el cambio climático?
Nada garantiza, tampoco, que la UE vaya a permitir alegremente que Gran Bretaña se reincorpore. A algunos países miembros Gran Bretaña les cae tan bien como la salsa HP a un croissant, y un Reino Unido nuevamente en el grupo podría vetar cualquier proyecto favorito de Bruselas.
Gran Bretaña es el único país que ha abandonado la UE, y algunos en Bruselas ya han expresado su preocupación de que vuelva a cambiar de opinión luego de reincorporarse.
Además, el tema del referéndum. Habiendo sido un defensor de un segundo referéndum la primera vez, Sir Keir seguramente tendría que prometer al público británico un voto popular no solo para volver a unirse, sino también para el acuerdo final.
La experiencia pasada muestra que incluso si el 60% de los encuestados afirman estar descontentos con el Brexit, eso no se traduciría necesariamente en que el 60% vote por volver a la UE. Antes del referéndum de 2016, más de dos tercios de las encuestas de opinión predijeron que Gran Bretaña votaría por la permanencia, y los corredores de apuestas ofrecían probabilidades de 1/4 para votar por la permanencia, lo que significa que daban a la salida de Europa solo un 20% de posibilidades.
¿Arriesgaría Sir Keir toda su carrera ante tal incertidumbre? Igualmente relevante es la cuestión de si él, o cualquier otro miembro del Partido Laborista, tendría la energía necesaria para llevar la lucha hasta el final. Incorporarse a la UE no es un proceso de la noche a la mañana. Se necesitarían años para llegar a la etapa de celebrar un referéndum, y varios años más para que Reino Unido fuera aceptado si solicita unirse en virtud del artículo 49 del Tratado de la Unión Europea.
Como dice el profesor Menon: “Si dices ‘volvamos a unirnos’, estás hablando de un proyecto de 10 años como mínimo. Nuestros gobiernos han demostrado que no son muy buenos para pensar más allá del próximo viernes.”
Artículo de Gordon Rayner publicado en The Telegraph el 27 de mayo de 2023 [11:43]
© Alejandro Tellería-Torres [traducción al español únicamente]
Enlace a la publicación original: https://www.telegraph.co.uk/politics/2023/05/27/labour-keir-starmer-plan-take-britain-back-eu-brexit/