
THE GUARDIAN – JUEVES, 19 DE ABRIL 2018
Los intentos de la primera ministra Theresa May de controlar la crisis de Windrush tomaron un cariz caótico el miércoles luego que dos importantes anuncios que hizo sobre el tema fueran inmediatamente cuestionados.
En un día de confusión sobre el tratamiento de los inmigrantes de la era Windrush maltratados injustamente por su estatus migratorio, May prometió que Albert Thompson, un hombre de Londres a quien el NHS negó el tratamiento gratuito a pesar de vivir en Reino Unido durante 44 años, recibiría la atención que necesitaba.
Sin embargo, sus abogados dijeron que no habían sido informados sobre ningún cambio en la política, mientras el mismo Thompson también se quejó de que se le ha dejado sin saber nada a ciencia cierta.
Por separado, un esfuerzo de May por culpar al laborismo de una controvertida decisión de destruir las tarjetas de desembarco que registraron las fechas de llegada en la era Windrush le rebotó terriblemente, cuando trascendió que al menos una de las decisiones tuvo lugar en 2010, cuando ella era ministra del interior.
En otros acontecimientos, en medio de un día de recriminaciones, el gobierno intentó sin éxito poner fin a la crisis:
– Dos informantes del Ministerio del Interior rechazaron la afirmación de May de que la destrucción de las tarjetas de entrada no tuviese impacto en los casos de inmigración, diciendo que se usaban rutinariamente como fuente de información antes de su destrucción.
– El comité de asuntos internos convocó a Amber Rudd, ministra del sector, para que comparezca ante ella la próxima semana y responda preguntas sobre la saga Windrush.
– El Ministerio del Interior dijo que se habían reportado 113 casos a una línea directa creada para tratar de resolver el problema.
– El primer ministro jamaiquino, Andrew Holness, y el diputado laborista David Lammy pidieron que se les otorgue una indemnización a los servicios denegados, detenidos injustamente o deportados.
La mayor incertidumbre rodeó el caso de Thompson -no su verdadero nombre- que llegó al Reino Unido procedente de Jamaica en su adolescencia en 1973 para unirse a su madre, y le pidieron que pagara £54,000 por un tratamiento de cáncer de próstata después de que no pudiese proporcionar suficientes documentos para demostrar que está en el país legalmente.
Presionada sobre el caso por las preguntas de la primera ministra por Jeremy Corbyn, May dijo que Thompson obtendría ahora “el tratamiento que necesita”. Sin embargo, este último publicó una declaración en la que decía que nadie se había comunicado con él para confirmar lo que esto significaba, y que consideraba que la situación era “escandalosa”.


