La ‘Stalinización’ de Rusia

CrƩdito de imagen: UA DC / flickr (Creative Commons Licence 1.0)

Mientras va quedando claro que en Ucrania no podrÔ vencer, Vladimir Putin recurre a la represión interna

CUANDO VLADIMIR PUTIN ordenó la invasión de Ucrania soñaba con restaurar la gloria del imperio ruso, pero ha acabado restaurando el terror de Josef Stalin. No solo porque ha desatado el acto de agresión no provocado mÔs violento en Europa desde 1939, sino también porque, como resultado, se estÔ convirtiendo en un dictador en casa: un Stalin del siglo XXI que recurre como nunca antes a la mentira, la violencia y la paranoia.

Para comprender la escala de las mentiras de Putin, se debe considerar cómo se planeó la guerra. El presidente de Rusia pensó que Ucrania colapsarĆ­a rĆ”pidamente, por lo que no preparó a su pueblo para la invasión ni a sus soldados para su misión; mĆ”s bien, afirmó ante Ć©lites internacionales que aquello no sucederĆ­a. DespuĆ©s de dos semanas terribles en el campo de batalla, Putin sigue negando haber montado lo que podrĆ­a convertirse en la guerra mĆ”s grande de Europa desde 1945. Para sostener esta mentira que abarca todo, ha cerrado casi todos los medios independientes, ha amenazado a periodistas con penas de hasta 15 aƱos de prisión si no repiten como loros las falsedades oficiales, y ha detenido a miles de manifestantes contra la guerra. Al insistir en que su ā€œoperaciónā€ militar es desnazificar a Ucrania, la televisión estatal estĆ” reestalinizando a Rusia.

Para captar el apetito de violencia de Putin, veamos cómo se libra la guerra. Al no haber logrado una victoria rÔpida, Rusia trata de sembrar el pÔnico matando de hambre a ciudades ucranianas y atacÔndolas a mansalva. El 9 de marzo bombardeó un hospital materno-infantil en Mariupol. Si Putin estÔ cometiendo crímenes de guerra contra los colegas eslavos que elogiaba en sus escritos, estarÔ mÔs que listo para empezar una matanza en su propia casa.

Y para medir la paranoia de Putin, imaginemos cómo termina la guerra. Rusia tiene mÔs potencia de fuego que Ucrania. Todavía estÔ avanzando, especialmente en el sur. Todavía puede capturar la capital, Kyiv. Y, sin embargo, incluso si la guerra se prolonga durante meses, es difícil ver a Putin como el vencedor.

Supongamos que Rusia logra imponer un nuevo gobierno. Los ucranianos ahora estĆ”n unidos contra el invasor. El tĆ­tere de Putin no podrĆ­a gobernar sin una ocupación, pero Rusia no tiene ni el dinero ni las tropas para controlar ni siquiera la mitad de Ucrania. La doctrina del ejĆ©rcito estadounidense dice que para hacer frente a una insurgencia, en este caso, una respaldada por la OTAN, los ocupantes necesitan de 20 a 25 soldados por cada 1000 habitantes; Rusia tiene un poco mĆ”s de cuatro. Si, como el Kremlin habrĆ­a comenzado a indicar, Putin no impone un gobierno tĆ­tere — porque no puede — entonces tendrĆ” que llegar a acuerdos con Ucrania en las conversaciones de paz. Sin embargo, le costarĆ” hacer cumplir cualquier pacto de este tipo. DespuĆ©s de todo, ĀæquĆ© harĆ” si la Ucrania de posguerra reanuda su deriva hacia Occidente? ĀæInvadirla?

La verdad es que, al atacar a Ucrania, Putin ha cometido un error catastrófico. Ha arruinado la reputación de las supuestamente formidables fuerzas armadas de Rusia, que han demostrado ser tÔcticamente ineptas contra un oponente mÔs débil y peor armado, pero muy motivado. Rusia ha perdido muchísimo equipo y pertrechos y ha sufrido miles de bajas, casi tantas en dos semanas como las que ha sufrido Estados Unidos en Irak desde su invasión en 2003.

Putin ha impuesto sanciones ruinosas dentro de su propio paƭs. Su banco central no tiene acceso a la moneda fuerte que necesita para respaldar el sistema bancario y estabilizar el rublo. Las marcas que defienden la apertura, como [la sueca] IKEA y Coca-Cola, han cerrado sus puertas. Algunos bienes de consumo estƔn bajo racionamiento. Los exportadores occidentales estƔn reteniendo componentes vitales, lo que provoca parones en las fƔbricas. Las sanciones a la energƭa, por ahora limitadas, amenazan con reducir las divisas que Rusia necesita pagar por sus importaciones.

Y ademÔs, al igual que Stalin, Putin viene destruyendo a la burguesía, el gran motor de la modernización rusa. En lugar de ser enviados a un gulag, huyen a ciudades como Estambul en Turquía, y ErevÔn en Armenia. Aquellos que optan por quedarse estÔn siendo amordazados con restricciones a la libertad de expresión y de libre asociación. SerÔn afectados por la alta inflación y la dislocación económica. En solo dos semanas, han perdido su país.

Stalin presidió una economía en crecimiento. Por muy asesino que fuera, se basó en una ideología reale, incluso cometiendo ultrajes, consolidó el imperio soviético. Después de ser atacado por la Alemania nazi, fue salvado por el increíble sacrificio de su país, que hizo mÔs que ningún otro para ganar la guerra.

Putin no tiene ninguna de esas ventajas. No solo no logra ganar una guerra que ha empezado Ć©l y que empobrece a su pueblo: su rĆ©gimen carece de un nĆŗcleo ideológico. El ā€œputinismoā€, tal como es, combina el nacionalismo y la religión ortodoxa para captar audiencias televisivas. Las regiones de Rusia, que se extienden a lo largo de 11 zonas horarias, ya murmuran que esta es una guerra solo de MoscĆŗ.

A medida que queda clara la magnitud del fracaso de Putin, Rusia entrarƔ en el momento mƔs peligroso de este conflicto. Las facciones del rƩgimen se enfrentarƔn entre sƭ en una espiral de culpas. Putin, temeroso de un golpe, no confiarƔ en nadie y puede que tenga que luchar por el poder. TambiƩn puede tratar de cambiar el curso de la guerra aterrorizando a sus enemigos ucranianos y expulsando a sus patrocinadores occidentales con armas quƭmicas o incluso con un ataque nuclear.

Mientras el mundo observa los sucesos, debe proponerse limitar el peligro que se avecina. Debe pinchar las mentiras de Putin fomentando la verdad. Las empresas tecnológicas occidentales se equivocan al cerrar sus operaciones en Rusia, porque de esa manera estÔn dando al régimen el control total sobre el flujo de información. Los gobiernos que dan la bienvenida a refugiados ucranianos también deberían dar la bienvenida a los emigrados rusos.

La OTAN puede ayudar a moderar la violencia de Putin, al menos en Ucrania, si continúa suministrando armas al gobierno de Volodymyr Zelensky y apoyÔndolo si decide que ha llegado el momento de entablar negociaciones serias. También puede aumentar la presión sobre Putin al impulsar sanciones energéticas mÔs rÔpidas y profundas, aunque a un coste para la economía mundial.

Y Occidente puede tratar de contener la paranoia de Putin. La OTAN debería declarar que no dispararÔ contra las fuerzas rusas, siempre y cuando no ataquen primero. No debe darle a Putin una razón para llevar a Rusia a una guerra a mayor escala declarando una zona de exclusión aérea que necesita ser aplicada militarmente. Por mucho que a Occidente le gustaría un nuevo régimen en Moscú, debe declarar que no designarÔ uno directamente. La liberación es tarea del propio pueblo ruso.

Ante el hundimiento de Rusia, el contraste con su presidente vecino es evidente. Putin estƔ aislado y moralmente muerto; Zelensky es un valiente ciudadano de a pie que ha unido a su pueblo y al mundo. Es la antƭtesis de Putin, y quizƔs su nƩmesis. Pensemos en lo que podrƭa llegar a ser Rusia, una vez liberada de su Stalin del siglo XXI.

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ArtĆ­culo de Redacción
Publicado / actualizado en The Economist el viernes, 12 de marzo de 2022

Traducido del inglĆ©s por Alejandro TellerĆ­a-Torres

Enlace al artĆ­culo original: https://www.economist.com/leaders/2022/03/12/the-stalinisation-of-russia

Canciller: ‘AyudarĆ© en lo que pueda’

HOY — LUNES, 21 DE MARZO DE 2022

Rishi Sunak apoyarĆ” a ciudadanos con el costo de vida

El canciller britĆ”nico se ha comprometido a ‘ayudar donde pueda’ mientras enfrenta presiones para ayudar a los hogares con sus altĆ­simos costos de vida.

Antes de su Declaración de Primavera la próxima semana, Rishi Sunak dijo a la BBC que ‘apoyarĆ­a’ a la gente, pero advirtió que las sanciones a Rusia ‘no serĆ”n gratuitas’.

Sunak enfrenta llamados de parlamentarios conservadores para reducir el impuesto al combustible para ayudar a aliviar el creciente coste de la gasolina, mientras su contraparte laborista Rachel Reeves dijo que su partido respaldaría tal medida, aunque agregó que el Gobierno también debería gravar a las empresas de energía para financiar descuentos mÔs generosos para las familias mÔs pobres. También reiteró el llamamiento del Partido Laborista a eliminar el aumento del 1,25% en el Seguro Nacional (NI), que debe empezar en abril.

La Declaración de Primavera no suele anunciar grandes decisiones tributarias, pero este año Sunak debe actuar sobre los niveles de vida, luego del alza de los costes de energía y el aumento de la canasta familiar por la inflación.

Mejora el tiempo: 19°C

Reino Unido espera mƔs clima cƔlido esta semana despuƩs del dƭa mƔs caluroso del aƱo, con muchos perƭodos de sol y aumento de las temperaturas

Portadas del dĆ­a

The Times – Rusia, acusada de genocidio
Daily Telegraph – Rusos acusados de secuestros masivos
Metro – Crimen del siglo
The Guardian – Fuerzan a miles ‘a ir a Rusia’
The Independent – Sunak reescribe presupuesto por aumento de canasta familiar
Daily Mirror – P&O en la picota
Daily Express – Recorten impuesto a combustible para ayudar con coste de vida
Daily Record – Plan para derrocar a Putin
Daily Mail – Rishi listo a bajar impuesto a combustible
The Sun – Rishi, ayĆŗdanos
i news – ‘Nuestros vecinos nos quieren muertos’