
THE INDEPENDENT — MARTES, 3 DE JULIO 2018
El número de funcionarios penitenciarios que renuncian a sus trabajos ha aumentado a más del doble en los últimos dos años, entre crecientes niveles de violencia y autolesión del personal en las cárceles de Reino Unido.
Los ministros han sido acusados de conducir las cárceles hacia una crisis, luego que un análisis de cifras oficiales revelara que el número de funcionarios que dejaron el cargo aumentó de 596 en 2015/16 a 1,244 de marzo de 2017 a marzo de 2018, un aumento del 109 por ciento.
Uno de cada 16 funcionarios renunció el año pasado, en comparación con uno de cada 33 oficiales dos años antes y solo uno de cada 100 en 2009/10.
La noticia se conoce al haberse alcanzado niveles récord de reportes de autolesiones y ataques violentos en prisiones de Inglaterra y Gales este año, lo que ha provocado que activistas adviertan de un «sistema en crisis». Más de 11.600 prisioneros se autolesionaron en 2017, un récord histórico, y la cantidad de incidentes aislados aumentó en un 11% a 44.600.
A pesar de un gran impulso del gobierno para contratar a más funcionarios — ha habido un incremento general del 14% en la dotación de personal en el último año — el aumento de las renuncias ha generado preocupación sobre la falta de experiencia en el sector.
Los políticos acusaron al gobierno de crear un «cóctel peligroso de funcionarios inexpertos y prisioneros con experiencia».
Un análisis realizado por el Partido Laborista en abril mostró que a pesar de la llamada campaña de reclutamiento de funcionarios penitenciarios del gobierno, el servicio perdió más de 6.000 años de experiencia de funcionarios de prisiones en el último año. Si bien es cierto que 1 de cada 8 de ellos tenía menos de tres años de experiencia en 2010, la cifra se ha elevado a 1 de cada 3 en 2018.
Ex funcionarios del sector atribuyeron el aumento de las renuncias a las condiciones cada vez más peligrosas en las cárceles y una mayor exposición a autolesiones, junto con la falta de apoyo de la administración, lo que ha llevado a muchos a una «espiral descendente» de problemas de salud mental.
Joe Simpson, secretario general adjunto de la Asociación de Funcionarios Penitenciarios (POA, por sus siglas en inglés), dijo que «no era sorpresa» que más oficiales estuviesen renunciando.
«Hay más y más violencia y más sustancias psicoactivas. Hay asesinatos. Es una desgracia absoluta. Los agentes tienen que controlar a gente que ha decidido quitarse la vida; tienen que lidiar con prisioneros que a menudo son extremadamente violentos y fuertes,» agregó.
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