THE TIMES – SÁBADO, 12 DE MAYO 2018

El Brexit, así como las políticas de inmigración y de austeridad de Theresa May, han hecho de Reino Unido un país más racista, según la ONU.

Tendayi Achiume, inspectora del organismo, dijo que estaba alarmada por el marcado aumento de los crímenes de odio y los incidentes en todo Reino Unido como resultado del referéndum de la UE.

Luego de una gira por Gran Bretaña para conocer el impacto del Brexit, concluyó que éste había “hecho que las minorías raciales y étnicas fueran más vulnerables a la discriminación racial y la intolerancia”.

La retórica anti-inmigrante y anti-extranjera en torno a la campaña se ha generalizado en la sociedad con una “normalización del discurso estigmatizador y de odio” incluso entre funcionarios de alto rango, advirtió.

Achiume, profesora de derecho en la universidad de California, también culpó a Theresa May por introducir una política de ambiente hostil hacia los inmigrantes mientras era ministra del interior. “Este ambiente hostil se aplica no solo a los inmigrantes irregulares sino también a las minorías raciales y étnicas con estatus regular, incluyendo a muchos que son ciudadanos británicos con derecho a esta ciudadanía desde la época colonial”, dijo.

La funcionaria hizo estos comentarios después de una gira de 12 días por el país, que comenzó cuando Amber Rudd renunció al cargo de ministra del interior por el escándalo Windrush. El año pasado, la ONU preguntó a Reino Unido si sus expertos podrían hacer visitas para examinar el impacto del Brexit en las relaciones raciales.

Iain Duncan Smith, ex ministro de trabajo y pensiones, dijo: “Estas visitas son completamente inútiles. Están motivadas políticamente, son inspiradas por la extrema izquierda, y la idea es quejarse de Reino Unido.”

El parlamentario conservador Jacob Rees-Mogg, líder del influyente grupo secesionista European Research Group, dijo: “Naciones Unidas debe tener mejores cosas que hacer que emitir informes tendenciosos sobre Reino Unido.”

La experta de la ONU dijo que “la raíz podrida” de la política de ambiente hostil se remonta a las reformas migratorias introducidas por Tony Blair en 2006. Sin embargo, ésta se intensificó después de que se introdujeran leyes en 2014 y 2016 que llevaron a la “demonización de las minorías étnicas”.

“No es de extrañar que una política que aparentemente apunta solo a inmigrantes irregulares esté destruyendo a sus anchas las vidas y los medios de sustento de comunidades minoritarias raciales y étnicas”, dijo.

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Camino a la recuperación: el duque de Edimburgo (foto) ha sido visto ayer por primera vez al lado de la reina Isabel II, desde su operación de cadera el mes pasado.

THE GUARDIAN – MARTES, 17 DE ABRIL 2018

La ministra del interior británica ha presentado una disculpa sin precedentes por las acciones “espantosas” de su portafolio hacia los ciudadanos de la era Windrush, reconociendo que su ministerio había “perdido de vista a las personas” y se había “preocupado demasiado por la política”.

Ante las crecientes críticas, Amber Rudd anunció la creación de un nuevo equipo de trabajo compuesto por 20 funcionarios, dedicado a garantizar que los residentes británicos de largo plazo nacidos en la Commonwealth ya no se encuentren clasificados como inmigrantes ilegales. Prometió que los casos se resolverían dentro de las dos próximas semanas y que no se cobraría las tarifas de solicitud.

En un reconocimiento muy inusual de que la política de inmigración hostil del gobierno está teniendo efectos catastróficos en las vidas de las personas, Rudd dijo: “Francamente, la manera de la que han sido tratados ha sido mala, ha sido horrible, y lo siento. Es por eso que estoy estableciendo un área nueva en mi departamento para garantizar que tengamos un enfoque completamente nuevo para regularizar esta situación.”

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Theresa May ha advertido que esperar a que las Naciones Unidas autorice una acción militar en el futuro daría, en la práctica, a Rusia un veto a la política exterior británica, durante la defensa de su decisión de iniciar los ataques conjuntos, aéreos y de misiles, contra el régimen sirio.

La primera ministra acusó a Moscú de impedir que los inspectores llegasen a Douma, sitio del ataque con armas químicas, y sugirió que las fuerzas de Bashar al-Assad, respaldadas por los rusos, estaban intentando destruir pruebas del ataque.

May enfrentó a sus críticos en un acalorado debate en la cámara de los Comunes y describió el ataque describió como “una mancha en nuestra humanidad”, insistiendo en que el Reino Unido había tenido que actuar rápidamente para evitar riesgos.