
THE TIMES — MIÉRCOLES, 27 DE JUNIO 2018
Gavin Williamson pedirá a la primera ministra hasta £4.000 millones extra por año para las fuerzas armadas en una crítica reunión programada para la próxima semana.
El ministro de Defensa va a lanzarse en busca del dinero cuando se reúna con Theresa May para discutir los fondos destinados a la futura forma y tamaño del ejército británico. La reunión se produce en medio de tensiones entre ambos, con Williamson acusado de amenazar con «destruir» a la primera ministra si se niega a aumentar el presupuesto de defensa.
Ayer, altos mandos de Defensa dijeron que el gobierno estaba poniendo en riesgo el estatus del país como potencia militar mundial al dar prioridad al NHS. A principios de este mes, May anunció un extra de £25 mil millones al año para el servicio de salud antes de que Philip Hammond, el canciller, dijera al gabinete que no tenía dinero para otras áreas.
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El ministro de negocios internacionales expuso ayer su visión del Brexit — la más suave posible — y acusó a sus colegas antieuropeístas de socavar la confianza en el gobierno.
Greg Clark dijo que lucharía para evitar un escenario sin acuerdos y para presionar por la «movilidad laboral» con la UE. También dejó en claro que quería mantener una forma de acceso al mercado único para servicios y bienes.
Sus comentarios sin duda enfurecerán a los antieuropeístas, y establecerán un enfrentamiento ministerial cuando los ministros se reúnan en Chequers — la residencia de verano del primer ministro — la próxima semana.
Theresa May usó su discurso en la cumbre para enmendar las relaciones con los empresarios, luego de menospreciar las palabras del ministro de Exteriores Boris Johnson y de Jeremy Hunt, ministro de salud.
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La combinación casi sin precedentes de una ola de calor extendida con las victorias consecutivas de Inglaterra en la Copa del Mundo ha levantado los ánimos de la nación. Sin embargo, la inusitada ovación podría no durar mucho más, porque Reino Unido enfrenta una crisis cervecera.
El mayor mayorista del país ha iniciado un racionamiento de suministros ayer, en respuesta a la escasez de dióxido de carbono. Las cadenas de pubs y cervecerías advirtieron a sus clientes que algunas bebidas podrían agotarse en cuestión de días.
Booker, la cadena que suministra a una gran cantidad de bares, tiendas y restaurantes independientes, ha restringido la venta a sus compradores a solo diez cajas de cerveza y cinco cajas de sidra y refrescos, culpando a «la escasez internacional de CO2».
Heineken dijo que las marcas Extra Smooth y Amstel de John Smith habían sido afectadas. Coca-Cola también enfrenta interrupciones en el suministro.
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Refrescante comodidad: foto de nadadores dejando de lado las precauciones en Aberystwyth (Gales), mientras las temperaturas en todo el país suben hasta cotas de 30°C, lo que ha generado alertas de incendios forestales.